Me escondo en cada latido, una lágrima emerge de un piano blanco.
Caen las hojas de este otoño que llega sin avisar, ya se esfumó ese olor caducado.
No encontré el camino, y el alba se rompió en un instante.
Todavía me abraza tu silencio, que con la boca cerrada pinta cada mañana en mis preguntas.
No me sirven las verdades si tengo frío, porque se convierten en mentiras disfrazadas.
Trato de acercarme a ti entre orillas de asfalto.
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viernes, 6 de febrero de 2009
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